MSc Daniel Eduardo
Rodríguez Franco
Contexto histórico
La
tarde del 28 de junio de 1919, gran parte de la humanidad observaba con esperanza
como los distintos representantes de los países “Aliados”[1] y
por otro lado las “Potencias Centrales[2]”,
se reunían en una misma mesa en el Salón de los Espejos del Palacio de
Versalles; fotografía ésta, muy poco creíble dentro del imaginario de los
pueblos beligerantes; sin embargo, varios factores condujeron a ese hecho
histórico que marcaría el fin de la Gran Guerra o Guerra de Europa para
concepto de los Americanos.
Ese
trascendental cónclave, a la luz de la historia y aún bajo profundas
discusiones ideológicas, fue un escenario para demostrar el músculo de las
nuevas potencias que resultaban victoriosas de cuatro sangrientos años de guerra[3]; a
pesar de ello, y partiendo de la posición psicológica de que los errores son
positivos y los hechos acaecidos en el pasado no pueden ser reparados o
transformados, sólo constituyen aprendizajes. Se asume que el Tratado de
Versalles de 1919, constituyó un tratado de paz necesario para el momento
histórico que se vivía, quizás con muchos detractores, especialmente alemanes,
pero que contó con el beneplácito de las mayorías.
El
Tratado de Versalles, impulsado especialmente por el Presidente estadounidense
Thomas Woodrow Wilson, dentro de su política exterior intervencionista y neutral,
llevó a la palestra pública la necesidad de crear un organismo cuasi
supranacional, que se constituyera en un escenario para deliberar de forma
diplomática las diferencias entre naciones y evitar la ocurrencia de una nueva
guerra mundial; la propuesta, hecha realidad se cimentó sobre los principios y
preceptos expuestos en el Tratado que se firmaba. Lógicamente, el espíritu en
su redacción fue la paz, justicia y tranquilidad para todos, de allí cualquier
investigador podría hacer una identificación de los orígenes, escritos y
teorizados a una escala mundial y de tal alcance, de los derechos humanos.
Formación de la Sociedad de las Naciones
Esa
instancia de revisión diplomática mundial, inexistente hasta ese momento (siglo
XX), recibió el nombre de la Sociedad de las Naciones, con todo un andamiaje
jurídico, organizacional y funcional, que años más tarde daría paso a la hoy
Organización de las Naciones Unidas.
La
función de la Sociedad de las Naciones, fue establecer las bases y lineamientos
esenciales para la paz y la reorganización de las relaciones internacionales, indiscutiblemente
destrozadas por la guerra. Para ello debió inspirarse en los preceptos del
Tratado de Versalles, que más allá de establecer acaloradas discusiones sobre
las arbitrariedades en cuanto a sanciones y expansión de nuevos imperios, ese
Tratado registró y visibilizó determinados derechos humanos de forma frontal,
haciendo un llamado a la nueva reestructuración mundial en la importancia de
garantizar, respetar y vigilar ciertas condiciones básicas aplicadas para todos
los humanos.
Los derechos humanos en la primera parte del siglo XX
Temas
como la independencia política y compromisos a garantizar y fortalecer la
integridad territorial expresada en el Art.10 del Tratado de Versalles, el
derecho a la paz y a una vida sin guerras en su Art.11 y especialmente en su
Art. 22, cuando expresa que violaciones como la esclavitud, el tráfico de
armas, los abusos de poder en cuanto a la libertad de conciencia y de religión
o las prácticas de sometimiento y entrenamiento militar a los indígenas; son muestras de lo que
posteriormente identificaremos como el derecho a la autodeterminación de los
pueblos, los derechos civiles y políticos y los derechos de poblaciones vulnerables,
más recientemente.
Se
hace más patente esa postura al revisar el Art. 23, donde se recoge parte de
los derechos al trabajo digno, con salarios justo y condiciones de respeto a la
integridad humana, resaltando la prohibición del trabajo infantil, las
limitaciones del trabajo juvenil y las condiciones de igualdad para el trabajo
de la mujer, como también se llama a la cooperación y posición activa de todas
las naciones firmantes, en vigilar el cumplimiento de estos derechos en su
territorio y se insta a crear organizaciones internacionales especializadas en
estos temas.
De
igual forma, se plantea el derechos a la salud para todas y todos, compromiso
de gran valor para un mundo que se levantaba después de una guerra que dejaba
aproximadamente nueve millones de muertos, producto de las acciones bélicas
directas y colaterales.
Los derechos humanos en la segunda parte del siglo XX
Si
bien es cierto, que los derechos humanos
es tema de todas y todos, sin importar condiciones culturales,
religiosas, ideológicas, económicas, sexuales, entre otras; la historia nos ha enseñado
que nuestros antecesores han hecho esfuerzos no tan generosos y justos, siempre
el factor del poder y la política los han inspirado a limitar, cercenar y
ajustar los derechos humanos según criterios etnocentristas, radicales y
coyunturales.
Empero,
es innegable que los derechos humanos han venido en una evolución y ampliación
constante, producto del sacrificio y luchas de las masas, de allí que posterior
a la segunda Guerra Mundial acaecida entre 1939-1945, se genera nuevamente un
reacomodo de la Sociedad de las Naciones a una organización un poca más justa y
equitativa, que todavía en los inicios del siglo XXI enfrenta duras críticas y
se ve obligada a dinamizarse y evolucionar para no perecer.
Pasos
importantes fue la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, que
fue más allá que el Tratado de Versalles que se centró en colocar mayor preponderancia a las sanciones
alemanas que derivarían en la toma de nuevos imperios sobre los caídos; pero se
dio un paso, criticable o mejorable. Lo cierto es, que ello forma parte de la
evolución, del crecimiento, de la búsqueda de soluciones que se producen,
lamentablemente, después de duras crisis como la I y II Guerra Mundial.
Aún el camino es largo y ancho, los derechos
humanos no se han conquistado de forma igual para todos y todas y la sombra de
la política y el poder imperial para manejarlos persiste en el planeta azul; no
fue, es o será fácil la conquista plena. Pero el siglo XXI vino marcado por la emancipación
que ha generado el mundo tecnológico y la era del conocimiento, que despierta
cada día a más personas que observan y reconstruyen la concepción de los
derechos humanos desde el sur al norte y desde el este al oeste.
Ochenta
y seis años después de la primera guerra mundial, con todas las condiciones
culturales, de conocimiento, religiosas, entre otras, que nos separan; se
concluye que los derechos humanos estuvieron allí, en la idea en el compromiso,
en el mundo diplomático, pero no llegaron a los hombres, mujeres, niños,
ancianos y enfermos. Justificaciones, quizás puedan existir, pero hoy luego de
cruzar la primera década del siglo del conocimiento y la tecnología, ¿cuánto de esa realidad ha cambiado?, ¿cuánto
hemos hecho por hacer los derecho humanos de los humanos?, ¿cuánto se sigue
sometiendo a los pueblos del mundo en nombre de los derecho humanos, la sublime
arma de la inteligencia política?
Las
reflexiones, las experiencias, las luchas, las investigaciones con enfoques
distintos, quizás nos acerquen a una
respuesta; es por tal razón, el momento de ir más allá, de ver sobre lo
evidente y pensar en las motivaciones de los líderes mundiales, regionales y
nacionales, es la hora de la autorevisión y no esperar una crisis, de las que
hemos vivido, para hacer justo lo justo y poder acercarnos a una convivencia de
paz real, sustentable y sostenible, como lo identificarían los tecnócratas de
la era del conocimiento.
FUENTES
·
Instituto Iberoamericano de
Derecho Comparado. El Tratado de Versalles de 1919 y sus antecedentes.
Madrid-1920.
·
Sociedad de Naciones. Pacto
de la Sociedad de Naciones, Versalles 28 de junio de 1919.
[1] Aliados,
compuesto por Francia, África Occidental Francesa, Marruecos Francés, Reino
Unido, Australia Canadá, India Británica, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Terranova,
Imperio Ruso, Reino de Italia, Libia Italiana, Estados Unidos, Bélgica, Imperio
del Japón, Grecia, Reino de Montenegro, Rumania, Reino de Serbia, República
Portuguesa, entre otros.
[2] Potencias
Centrales, compuesto por Imperio Austrohúngaro, Imperio Alemán, Imperio Colonial
Alemán, Imperio Otomano, Reino de
Bulgaria, entre otros.
[3] La I
Guerra Mundial oficialmente tiene su inicio el 28 de julio de 1914, con el
asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria y tiene su fin técnico
el 11 de noviembre de 1918.
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